[Entrevista] METZ: «Atlas Vending supone una progresión honesta respecto a nuestros anteriores discos»

Centrifugando esencias de todo tipo, METZ han conseguido erigirse a lo largo de esta última década como un pilar dentro del rock más guitarrero y visceral. Bases punk, grunge, noise (sobre todo) y kraut se dan la mano, a la vez que poguean, en unas obras creadas con el único fin de reventar sonómetros de medio planeta.

 Eso sí: si con «METZ», «II» y «Strange Peace» los canadiense optaron por tirar de puro napalm sonoro, ahora, con la aparición en escena de «Atlas Vending«, Alex Edkins, Chris Slorach y Hayden Menzies han apostado por centrar todas sus miras en la modelación de secuencias rítmicas.

Como si de una montaña rosa emocional si tratase, «Atlas Vending» (Sub Pop) se postula a todas luces como la obra más madura de los de Toronto. Dejando algo de lado su clásico juego frontal, este incombustible tridente se ha unido a Seth Manchester de Machines With Magnets para materializar diez nítidas piezas cargadas de tonos rugosos (‘Parasite’), voracidad sísmica (‘Frame By The Comet’s Tail’), punzantes paletas punkeras (‘No Ceiling’) y una innegable devoción por lo monumental (‘Sugar Pill’). Alex Edkins, desde su propio hogar, nos desvela varios detalles relativos a una obra que no hace más que ampliar la leyenda de un conjunto llamado a ganarse más y más enteros como grupo de culto en este nuevo siglo.

«Atlas Vending» se siente como el trabajo más rupturista de vuestra discografía. El más melódico. ¿Ese énfasis por moldear la melodía de forma más meticulosa nació conscientemente?¿O en cambio surgió de un mera inercia puramente personal?

La verdad: con «Atlas Vending» creo que sabíamos que teníamos entre manos un montón de nuevas canciones dotadas de un enfoque más melódico. También sabíamos que habíamos progresado tanto como banda como de forma individual. Creo que ambas cosas quedan reflejadas en “Atlas Vending” pero para mí, personalmente, aún creo que sonamos a METZ, pero con mucho bagaje y experiencias detrás. Creo que nada podía haber surgido de forma intencionada. El disco supone una progresión honesta respecto a nuestros anteriores discos. La única cosa que cambió en realidad fue la persona con la que lo grabamos.