Gitano Herrera y el origen de una vocación forjada en el rock

Desde los ensayos iniciales en la batería de un amigo del colegio hasta el paso a la guitarra y la escritura de canciones, el artista trazó un recorrido musical atravesado por la curiosidad, la entrega y la influencia de sus referentes.

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Radio Bas Gitano Herrera

Por Florencia Belén Mogno.

 

En muchas trayectorias artísticas, la música aparece como una fuerza transformadora, en especial durante la adolescencia, etapa en la que las melodías y los ritmos comienzan a moldear identidades y a despertar vocaciones. El contacto con determinadas canciones o discos suele actuar como un punto de inflexión capaz de orientar decisiones y búsquedas personales.

 

La escucha atenta de distintos géneros y estilos abre la posibilidad de descubrir afinidades, pero también de asumir desafíos creativos. En ese proceso, los jóvenes músicos no solo identifican aquello que los representa, sino que encuentran estímulos para expandir sus horizontes y ensayar nuevas formas de expresión.

 

A su vez, la experiencia de tocar en vivo y compartir escenarios con otros artistas se vuelve un componente clave en la consolidación de un proyecto musical. La circulación por bares y espacios culturales favorece el intercambio, fortalece la identidad artística y aporta aprendizajes que se construyen en comunidad. Cada presentación y cada encuentro suman herramientas para sostener un camino propio.

 

En ese recorrido se encuadra Gitano Herrera, músico con una trayectoria ligada al rock y fundador de la banda Los Guarros, quien en diálogo con Grupo Mediatres repasó sus primeros vínculos con la música, las influencias que marcaron su formación y el modo en que esa pasión inicial se transformó en un proyecto artístico en permanente crecimiento.

 

Una vida marcada por el rock

 

¿Cuándo y cómo fue tu primer contacto con la música o el arte? ¿Qué sensaciones guardás de aquél momento?

 

G.H: Mi primer contacto con la música fue a los 10 u 11 años, cuando un compañero mío del colegio tenía una batería. Empecé a tocar un poco y me encantó. En ese mismo momento alguien me hizo llegar Adiós Sui Generis y Machine Head de Deep Purple, dos discos completamente distintos. En «Adiós» de Sui Generis me mató que había un solo de batería que era la entrada de una canción de Rodolfo García, y estaba todo el día escuchando eso. Después obviamente cuando escuché Deep Purple ese rock and roll me partió la cabeza. Antes quería ser baterista, pero cuando escuché Highway Star de Deep Purple decidí que quería ser guitarrista.

 

¿Cuándo y cómo viste reflejado en concreto tu primer sueño con la música?

 

G.H: Yo vi que se iban concretando las cosas musicalmente para mí cuando lo conocí a Javier. Yo ya venía dando vueltas y conociendo gente por los barcitos: el Stud Free Pub, La Esquina del Sol. Cuando lo conocí a Javier él me dijo que en ese momento estaba con Frappé, pero que si en algún momento ya no estaba le encantaría que hagamos algo juntos. Dicho y hecho dejó Frappé y armamos Los Guarros. Ahí fue el momento donde me di cuenta de que se me estaba dando la cosa.

 

¿Qué conservas de aquella experiencia?

 

G.H: Lo que conservo es ese sentimiento de concretar algo, de tener un sueño y darme cuenta de que se estaba empezando a hacer realidad. Pasé de estar solo en mi casa tocando la guitarra y dando vueltas por los bares a de repente estar con Javier Calamaro, escribiendo canciones en su casa. Ahí se puso mucho más seria la cosa para mi.

 

¿Cuándo sentiste que la música marcó tu vida, la cambió o te salvó?

 

G.H: No puedo decir que la música me salvó la vida porque no había mucho que salvar, tenía 10 años, pero definitivamente me marcó. Esos primeros dos discos -Machine Head y Adiós Sui Generis- me abrieron el mundo; fue una experiencia completamente a otro nivel que me llevó a darme cuenta para qué estoy acá. Yo puedo no tener nada en esta vida, pero si no tengo una guitarra no puedo vivir.

 

Al principio hablamos de tus influencias, y ahora te queremos preguntar o pedir que nos menciones tres canciones que marcan momentos importantes de tu vida.

 

G.H: Pequeñas Delicias de la Vida Conyugal, que era esa que tenía la entrada de batería y para mí en ese momento fue como algo de otro planeta. Definitivamente Highway Star, que fue la que me hizo guitarrista. Y otra que me rompió la cabeza cuando la escuché por primera vez fue Black Dog de Led Zeppelin; no lo podía entender, me mató.

 

En esa línea, ¿a quienes recordás que ya no están, que te hayan dejado una enseñanza en este camino. Y a quienes que sí están querés homenajear en este momento?

 

G.H: Hay muchos que no están que recuerdo con mucho cariño y también hay muchos que sí están y me encantaría homenajear, pero hoy por hoy, en el momento en el que estoy personalmente, los dos a los que me gustaría homenajear son los que no están. Uno es El Carpo, Norberto Napolitano y el otro es Tom Petty, que últimamente me está matando, sobre todo porque vivo a 40 minutos de la casa donde vivía y donde arrancó todo para él.

 

Por último, ¿dónde están ttus objetivos o anhelos hoy?

 

G.H: Mis sueños hoy están en el pueblo de Dunnellon, en Florida, donde ahora tengo una casa, un lugar frente a un lago, con una mujer maravillosa y con muchos proyectos. Emprendí mi nuevo proyecto de diseñar guitarras y por supuesto la música que nunca para. Los Guarros, hasta donde lleguen y todos mis proyectos de allá que siguen y siguen.

 

Fuente fotografías: SG prensa y difusión. 

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